El paradigma Rojo y las Organizaciones

Las organizaciones Rojas se moldean en el estadio de conciencia Rojo [1 1], que ve el mundo a través de una cruda lente de poder. El poder es ejercido constantemente por los "jefes" para mantener a los soldados en línea. El miedo y la incertidumbre mantienen a la organización unida. Las organizaciones Rojas tienden a ser altamente reactivas con un enfoque a corto plazo. Esto los hace bien adaptados para prosperar en entornos caóticos. Las manadas de lobos son una buena metáfora para las organizaciones Rojas.

Etapa roja de la conciencia

Aquí el ego ya está completamente formado, el yo se percibe totalmente separado de los demás y del mundo. Al principio, este logro atemoriza: por primera vez la muerte es algo real. Si sólo soy una pequeña parte separada del todo puedo sufrir o morir. En este estadio, el mundo se considera un lugar peligroso en el que sólo es posible conseguir lo que necesitamos si somos fuertes y agresivos. La moneda del mundo es el poder. Si tengo más poder que tú, puedo exigir que se satisfagan mis necesidades; si tienes más poder que yo, me someteré con la esperanza de que me cuides. El espectro emocional es más bien tosco y las necesidades tienden a expresarse con ataques de furia o con violencia. Apenas hay conciencia de los sentimientos de los demás. La vida sigue orientada en gran medida al presente --lo quiero, y lo quiero ahora--, pero es posible proyectar esta impulsividad hacia el futuro con estrategias simples que hacen uso del poder, la manipulación o el sometimiento. Hay una comprensión de relaciones causales simples, como la recompensa y el castigo. El pensamiento está formado por polaridades opuestas, lo que da cuenta de un mundo en blanco y negro. Por ejemplo, débil / fuerte, a mi manera / a tu manera

Con la diferenciación del ego se posibilita diferenciar los roles; en otras palabras, una división significativa del trabajo. Ahora hay un jefe y también soldados de a pie. Y como es posible separar las tareas y asignárselas a los enemigos vencidos y apresados de las tribus vecinas, entra en escena la esclavitud a gran escala. Históricamente, esto llevó a la aparición de cacicazgos que gobernaban no sólo a cientos sino hasta a miles o decenas de miles de individuos. Este funcionamiento Rojo-Impulsivo aún puede encontrarse en adultos de sociedades tribales a lo largo y ancho del mundo y en áreas muy pobres de las sociedades desarrolladas, cuando las circunstancias de su crianza no han permitido a algunos niños desarrollarse más allá de este estadio. Cada paradigma tiene su punto óptimo, el contexto en el que resulta más apropiado. El Rojo-Impulsivo es altamente adecuado en entornos hostiles: zonas de combate, guerras civiles, Estados fallidos, cárceles o barrios violentos dentro de las ciudades.


Características de las organizaciones Rojas

Las organizaciones creadas en el marco de la conciencia Rojo-Impulsivo aparecieron primero en forma de pequeños ejércitos conquistadores, cuando los cacicazgos más poderosos crecieron hasta transformarse en proto-imperios. Hoy todavía pueden encontrarse en forma de pandillas callejeras y mafias. Las organizaciones Rojas de hoy toman herramientas e ideas modernas; por ejemplo, el uso que el crimen organizado hace de las armas y de la Informática. Pero sus estructuras y prácticas aún están, en gran medida, sujetas al paradigma Rojo-Impulsivo. ¿Qué características definen a las organizaciones Rojas? Lo que las cohesiona es el continuo ejercicio de poder en las relaciones interpersonales. Una buena metáfora son las manadas de lobos: así como el "lobo alfa" ejerce el poder cuando necesita mantener su estatus dentro de la manada (4), el jefe de una organización roja debe demostrar un poder demoledor y doblegar al resto a su voluntad para permanecer en su puesto. En cuanto se dude de su poder, alguien intentará derrocarlo. Para garantizar su estabilidad, el jefe se rodea de familiares (que suelen ser los más leales) cuya lealtad compra compartiendo los botines. A su vez, cada miembro de su guardia cercana se preocupa de su propia gente y la mantiene bajo control. En general no existe jerarquía formal ni puestos de trabajo. Por eso las organizaciones Rojo-Impulsivo no escalan bien; rara vez logran mantener bajo control a quienes están separados del jefe por más de tres o cuatro grados. Aunque pueden ser extremadamente poderosas (sobre todo en entornos hostiles en los que las organizaciones de estadios más avanzados tienden a colapsar), las organizaciones Rojas son inherentemente frágiles, porque sus miembros operan de manera muy impulsiva (lo quiero, así que lo tomo). El jefe debe recurrir regularmente a demostraciones públicas de crueldad y castigo porque sólo el miedo y el sometimiento impiden que la organización se desintegre. Se hacen circular historias fantásticas sobre el poder absoluto del jefe que desalientan a los soldados a competir por el premio mayor.

La orientación al presente hace que las organizaciones Rojas sean débiles tanto en planificación como en estrategia, pero altamente reactivas a nuevas amenazas y oportunidades, que son capaces de perseguir sin piedad. En consecuencia, están bien adaptadas a entornos caóticos (guerras civiles o Estados fallidos), pero no son las indicadas para lograr resultados complejos en entornos estables, en los que sí son posibles la planificación y la estrategia.

Notas y Referencias